martes, 9 de abril de 2013

AGONÍA



Trémula y pálida mano
Amoratados los labios
Acristalados los ojos
Llanto, solo llanto

Como la única luz encendida
Como la unción del druida
La sirena que nunca llega
La vela que lento se apaga

Y no quedará sitio para plegarias
No habrá lágrimas de plañideras
Como el pésame de un abrazo
La media sonrisa de “el de al lado”

Nadie lo quiso, nadie le importó
Solo es la luz de una ventana más
Un octavo entre noveno y séptimo
Los números confunden a la ciudad